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Internacionales
El crimen en el siglo XXI no conoce fronteras

Es un extenso documento: lo ha publicado la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y en más de 300 páginas demuestra que el crimen también se ha sumado a la globalización que caracteriza a nuestro tiempo.

Miércoles 23 Junio 2010 | 16:47

Observando el mapa que aparece el informe La Globalización del Crimen, de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), llama la atención un flujo que discurre siempre en similar dirección: de sur a norte, de este a oeste.

El sur y el este ofrecen mujeres, el norte y el oeste las compran. El sur emite emigrantes, el norte los emplea barato. El sur ofrece drogas, el norte las compra. El este imita productos de lujo, el oeste los adquiere. El sur y el este mutilan a sus animales y talan sus bosques; casi siempre, el norte se adorna con los pedazos.

De los delitos transnacionales enumerados y descritos en el documento de la agencia (tráfico de personas, narcotráfico, tráfico con falsificaciones y recursos naturales, piratería), los menos se producen al contrario. Aunque, eso sí: las armas se venden de norte a sur y la delincuencia cibernética tiene lugar principalmente en los países desarrollados.

Una media de dos años calcula la ONUDD que dura la pesadilla de las mujeres a las que las mafias internacionales obligan a prostituirse. Eso significa que, sólo para cubrir la demanda del mercado europeo, se requieren unas 70.000 nuevas víctimas por año.

Relata el informe que el 66 % de las personas que caen en las redes del tráfico con seres humanos son mujeres; el 13 % niñas. Y la mayoría, el 79%, de quienes padecen este tipo de delito acaba sufriendo la explotación sexual: pocos son los sometidos sólo con fines laborales comunes. Así, concluye el documento que aproximadamente una de cada siete trabajadoras sexuales en los burdeles y otros locales de Europa es víctima de la trata de mujeres.

“Para muchos, el mundo del sexo comercial es un terreno desconocido”, escribe la agencia, lo que complica la persecución del delito. Conflictos y cambios políticos o económicos extremos pueden hacer florecer este negocio. El final de la Guerra Fría, la caída de la Unión Soviética y la desintegración de Yugoslavia potenciaron la llegada a Europa occidental de prostitutas forzadas procedentes del este del continente y los Balcanes.

Sin embargo, desde 2006 la ONUDD observa una reducción del número de rumanas, búlgaras o ucranianas y una diversificación de los orígenes de las víctimas en este ámbito, lo que incluye el registro de nuevas nacionalidades como, por ejemplo, la paraguaya. “Aunque el tráfico desde Sudamérica tiene lugar en un número mucho más reducido de países, allí donde acontece suele ser más severo”, se lee. Los principales países de destino de las latinoamericanas son España, Italia, Portugal, Francia, Países Bajos, Alemania, Austria y Suiza.

La agencia estima que cada año unos tres millones de habitantes de la región centro y sur del continente cruzan ilegalmente la frontera con el norte. “Dado que el 90% de ellos lo hace recibiendo asistencia de mafias, se calcula que este delito genera ingresos del orden de los 7.000 millones de dólares anuales”, se asegura en el informe. El año pasado, entraron ilícitamente en Europa unos 55.000 migrantes, lo que representó unos 150 millones de dólares para pequeños grupos de traficantes.

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