El encuentro fue un verdadero duelo táctico desde los primeros minutos. Ambos equipos apostaron por un sistema con un único delantero fijo, Pierre Webó para los cameruneses y Yoshito Okubo del lado de los asiáticos. Así, el tránsito en la media cancha se hizo complicado, por la gran cantidad de jugadores que patrullaban en ese sector.

Los primeros minutos fueron de análisis, con Camerún llevando la iniciativa desde los pies de Samuel Eto’o, que jugó en una posición a más retrasada, similar a la que ocupa en el Inter de Milán. Japón, por su parte, esperaba con paciencia, con la esperanza de encontrar una apertura para inaugurar el marcador.

A partir de la media hora de juego, los asiáticos empezaron a aventurarse más hacia el frente aprovechando que los africanos no lograban inquietar con sus balones largos, y que, en consecuencia, dejaban espacios para el contragolpe. Sin embargo, tampoco Japón logró profundizar.

De hecho, la única manera en que ambos equipos habían podido llegar al área contraria había sido con centros largos en diagonal, y fue precisamente así como los de Takeshi Okada encontraron el gol que les dio la ventaja. Un extraordinario servicio de Daisuke Matsui se paseó por toda el área y encontró a Keisuke Honda, quien sólo tuvo que empujar la pelota para abrir el marcador (1-0, 39’).

Camerún aprieta, Japón resiste
En la segunda mitad, Japón solidificó su 4-5-1 y apostó por completo al contragolpe, mientras que por Camerún, su gran figura Samuel Eto’o trató de encontrar más protagonismo tras una primera mitad sin emociones. Así, el número 9 de los Leones Indomables desbordó en dos ocasiones a la zaga nipona en los primeros diez minutos, pero ni Eric Choupo, con la portería abierta, ni Pierre Webó, más forzado, lograron definir.

La partida de ajedrez continuaba desde las bancas. El técnico Paul Le Guen decidió apostar a la ofensiva y mandó a la cancha a un mediocampista de ataque, Achille Emana, por uno defensivo, Joel Matip. Su contraparte, Takeshi Okada, respondió retrasando un poco a sus pivotes, e introduciendo al campo a Shinji Okazaki, para apostar por el contragolpe.

Fue el nipón quien se llevó la mejor parte. Emana lo intentó, tratando de conducir la pelota a zonas peligrosas, pero siempre se estrelló contra la muralla de los Samurais en media cancha, lo mismo que le sucedía a Eto’o, cuando trataba de encontrar a Webó en el ataque. Por su parte, Okazaki estuvo a punto de matar el partido a diez del final, pero su disparo se estrelló contra el poste.

En los últimos minutos, los Leones apelaron al valor para conseguir la igualada, y a punto estuvieron de conseguirla, pero el espectacular disparo de Stephane M’Bia se estrelló contra el travesaño. Así se diluyeron las esperanzas camerunesas, mientras Japón festejaba una victoria histórica.

Japón enfrentará ahora a Holanda, en duelo de líderes, el próximo sábado 19, mientras que Camerún se jugará su futuro ese mismo día ante Dinamarca, que también necesita una victoria tras su derrota a manos de los Oranje.