Así lo señalaron los vendedores Manuel Ávila y José Guerrido, quienes manifestaron que ante la falta del líquido, muchas veces se ven obligados a hacer la “vaca” para comprar una tancada de agua.
Añadieron que los desagües por donde se elimina el agua del lavado de los pescados se taponan constantemente, lo que genera malos olores. Todos venden en mesones de madera y algunos sobre bancos de madera, además el canchón donde laboran no cuenta con baterías sanitarias. Por todo lo expuesto, los expendedores se quejan de la desatención del municipio.
Desleal
De igual manera, expusieron su inconformidad por la competencia desleal de muchas personas que venden pescado y mariscos en triciclos en las calles, en la feria libre y en la vereda, frente al canchón en mención, lo que sucede por falta de autoridades que pongan orden.
Frente a esta situación, “nosotros, los que laboramos de manera fija en este lugar (en el canchón), nos veremos obligados a también vender en las calles”, expresaron Ávila y Guerrido.