En una entrevista con la televisión pública TV-Ecuador, Correa ratificó que esa iniciativa seguirá adelante, aunque con otro grupo de negociadores que reemplazarán a otros que dimitieron esta semana, incluido el canciller del país, Fander Falconí.
El proyecto Yasuní-ITT es una iniciativa emblemática de Ecuador que pretende dejar sin explotar un gran yacimiento petrolífero ubicado en el Parque Nacional Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana, considerada una de las zonas de más alta concentración de biodiversidad del planeta.
A cambio de proteger esa reserva ecológica, Ecuador solicitó a la comunidad internacional que le compense con, al menos, la mitad de los recursos que supondría la explotación del crudo en el sector, considerado como un "pulmón del mundo".
Correa recordó que aceptó la renuncia de Falconí y de otros tres comisionados, después de que detectara que ellos habían negociado un fideicomiso internacional en "condiciones vergonzosas" para el país.
No obstante, rectificó unas declaraciones suyas del pasado sábado, cuando acusó a los países que han comprometido aportaciones al proyecto, de imponer las condiciones, pues sostuvo que fue "engañado" con informaciones que le llevaron a cometer ese error.
"Me han estado engañando, no han estado negociando (los comisionados) con los donantes, como me decían, han estado negociando con Alberto Acosta y su argolla, con el ecologismo infantil" y ciertas fundaciones ambientalistas, remarcó Correa.
Acosta era un antiguo aliado suyo, que fue incluso presidente de la Asamblea Constituyente que redactó la actual Carta Magna del país, y que, según Correa, está vinculado a grupos ambientalista radicales.
Su ex aliado y otros ecologistas querían, a criterio de Correa, administrar el fideicomiso y condicionar al Estado la ejecución de los proyectos conservacionistas que supone la iniciativa Yasuní-ITT, así como los pagos que ejecute la fiducia.
"Lamentablemente -dijo Correa-, Fander Falconí no estaba siguiendo mis instrucciones, sino que estaba siguiendo las instrucciones del ecologismo infantil".
Correa advirtió de que indujo que había sido "engañado", cuando se preguntó, "¿si los donantes no impusieron esto, quién lo impuso?... (Entonces) ya está resuelto el enigma: no hemos estado negociando con los supuestos donantes sino con el ecologismo infantil", reiteró.
El mandatario dijo que ya hablado con representantes de los países que habían comprometido sus aportaciones al proyecto (Alemania, España y Bélgica, entre otros), para retomar las negociaciones.
"Seguirá el proyecto Yasuní-ITT, pero sin sacrificar nuestra soberanía", añadió Correa, tras señalar que no ve ningún problema en que el fideicomiso sea manejado por el propio Ecuador y no por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), como querían los ecologistas.
El proyecto Yasuní-ITT prevé evitar la producción de 410 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) por la no explotación del petróleo y por lo cual Ecuador pide a la comunidad internacional una compensación económica.