El Tribunal ordenó la ejecución de un británico por tráfico de drogas. El país asiático realizó 1.700 ejecuciones en 2008.
Pese a las presiones del Gobierno del Reino Unido, la familia del reo, organizaciones no gubernamentales y las Naciones Unidas, China ejecutó ayer al ciudadano británico Akmal Shaikh, por tráfico de drogas.
Se trata del primer europeo ajusticiado en el país asiático desde hace 58 años, aseguró Reprieve, una ONG de ayuda jurídica con sede en Londres, que proporcionó apoyo legal a la familia del condenado.
El anterior europeo ejecutado en China fue el italiano Antonio Riva, un legendario piloto militar en la I Guerra Mundial, quien fue ajusticiado en Pekín el 17 de agosto de 1951 (junto a un ciudadano japonés) acusado de haber urdido un complot para asesinar al máximo líder chino, Mao Zedong. según informó la página web público.es.
Shaikh, de 53 años, casado y con tres hijos, fue detenido en posesión de 4,03 kilos de heroína, en septiembre de 2007, en el aeropuerto de Urumqi, capital de la región autónoma de Xinjiang. El Tribunal Supremo chino lo condenó a muerte en diciembre de 2008 y ayer fue ejecutado mediante una inyección letal a las 10:30 hora local en Urumqi.
La ley china contempla la pena de muerte para las personas que sean detenidas en posesión de más de 50 gramos de un estupefaciente. China es el país que más personas ejecuta cada año. Según Amnistía Internacional, el país asiático realizó 1.700 ejecuciones de las 2.400 registradas en el mundo en 2008.
La ejecución de Shaikh fue condenada por la Unión Europea (UE) y el Gobierno británico, que en un comunicado firmado por el primer ministro, Gordon Brown, manifestó “horror” por el hecho de que Pekín desoyera las peticiones de clemencia. También ofreció sus condolencias a sus familiares y amigos.
La defensa de Shaikh argumentó que él tenía un trastorno bipolar y había sido engañado por terceras personas para llevar droga a China durante una escala en Tayikistán, bajo la promesa de que le ayudarían a emprender una carrera musical.
Este londinense de ascendencia paquistaní, que llegó a China tras una andanza por Polonia, estaba obsesionado con triunfar internacionalmente con una canción pop que aportaría a la paz mundial, según el diario británico The Guardian. Su familia también aseguró que padecía una enfermedad mental y que personas se aprovecharon de su vulnerabilidad psicológica para hacerle transportar la droga.
Según Reprieve, dos ciudadanos británicos, Paul Newberry y Gareth Saunders, afirmaron que ayudaron a Shaikh a grabar una canción en Polonia. “Sufría una falsa ilusión y me pareció que era un caso maniaco-depresivo”, señaló Newberry.
El Tribunal Supremo chino argumentó, sin embargo, que las pruebas aportadas por la parte británica sobre la salud del reo eran “insuficientes”, y justificó el empleo del castigo máximo como disuasorio. “El uso de la pena capital para crímenes graves y que suponen una amenaza relacionados con las drogas es beneficioso para infundir miedo y prevenir el narcotráfico”, señaló el Tribunal.
El lunes, Gran Bretaña hizo un último llamamiento de clemencia a las autoridades chinas. Dos primos del reo lo visitaron en la cárcel y presentaron un último pedido de indulto, pero China no se inmutó.
Tras la ejecución, el ministro de Relaciones Exteriores británico, Ivan Lewis, convocó ayer a la embajadora china en Londres, Du Yinj, a una reunión urgente. “He tenido una conversación difícil con ella... Le he trasladado que la ejecución de Shaikh era totalmente inaceptable”, añadió Lewis en un comunicado.
Pekín respondió asegurando que la justicia china llevó adelante este caso en estricta conformidad con la ley, según declaró la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Jiang Yu. “Nadie tiene derecho a hablar mal de la soberanía judicial china. Manifestamos nuestro gran descontento a las acusaciones sin fundamento británicas”, dijo Jiang Yu, quien exhortó al Gobierno británico a ver este asunto de forma racional y no crear nuevos obstáculos en las relaciones bilaterales.
Además, señaló que el régimen judicial chino no prevé procedimientos de clemencia para los condenados después de haber agotado las instancias de apelación.
Tras la ejecución, la familia de Shaikh manifestó su pena frente a la inflexibilidad china y agradeció a todos los que se habían movilizado por él en la red social Facebook.