Uno de los actos oficiales fue la inauguración de un festival artístico, en el Parque Itchimbía, en el centro de Quito, al que asistieron varias autoridades como el ministro de Gobierno (Interior), Gustavo Jalkh, y el alcalde de la ciudad, Augusto Barrera.
Momentos antes del festival el ministro recorrió una de las Comisarías de la Mujer y la Familia, especializadas en casos de violencia intrafamiliar, donde afirmó que esa violencia es un mal que hay que erradicar absolutamente del país, "por un tema de valores, por un tema de dignidad humana".
Jalkh aseguró que la lucha contra la violencia intrafamiliar se ha convertido "en una política de Estado" y que el objetivo del Gobierno "no puede ser otro que erradicar la violencia contra la mujer".
En la presentación del festival artístico, Jalkh y Barrera participaron en un acto simbólico, que según informó el Ministerio de Gobierno, se ha repetido en las capitales de los países andinos, de plantación de un árbol de la especie "pumamaqui", endémica de la región y sagrada para los pueblos indígenas.
Esa planta significa para las culturas andinas "mano o garra de puma", con lo que se quiso simbolizar "la fuerza y compromiso nacional para erradicar las diferentes formas de violencia contra las mujeres, las niñas y las adolescentes", señaló la institución en un comunicado.
De ese modo, Ecuador también se sumó al lanzamiento de la campaña "Latinoamérica: Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres", como parte de un plan global de Naciones Unidas.
De acuerdo con estadísticas de la Dirección Nacional de Género (Dinage), a las que tuvo acceso Efe, de enero a septiembre de este año las comisarías de la Mujer en Ecuador han recibido 53.614 denuncias de agresiones físicas y 42.444 de violencia psicológica a mujeres.
Esas estadísticas son superiores a las registradas en el mismo periodo del año anterior en el que se registraron 48.845 denuncias físicas y 38.039 psicológicas, aunque una fuente de la Dinage explicó a Efe que en 2009 se han abierto más comisarías de la Mujer y esa es una de las razones del aumento de las estadísticas.
La coordinadora del área de Gobernabilidad del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem) para la Región Andina, Lola Valladares, señaló a Efe que a nivel nacional no existe ningún estimativo del número de muertes provocadas por esta violencia.
Añadió que recién en 2008, a raíz de la publicación de un estudio sobre el "feminicidio" en Quito, se planteó por primera vez en el país la necesidad de que las agresiones se tipifiquen en las leyes y que hasta 2002 el código penal "excusaba al marido si mataba a su mujer encontrándola en un acto carnal ilegítimo".
"Es una violencia totalmente naturalizada; como se dice, parte de los dolores cotidianos y comunes que sufren los mujeres", afirmó y señaló que, además de existir "una impunidad absoluta" sobre esos crímenes, también hay una "invisibilidad" de ese problema a nivel social e institucional.
Por su parte, el titular de la Asamblea Nacional (Legislativo), Fernando Cordero, también se pronunció hoy sobre el tema y resaltó el compromiso de la institución por legislar contra la violencia de género con la misma importancia que tienen otros asuntos de interés nacional.
Una de cada tres mujeres iberoamericanas menores de 35 años, lo que equivale a 80 millones de mujeres jóvenes, ha sufrido algún tipo de violencia machista, según cifras de la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) hechas públicas hoy.