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Internacionales
Comían sesos humanos y estaban mejor protegidos contra el mal cerebral

Miembros de una tribu antropófaga de Papúa Nueva Guinea que devoraba sesos humanos tienen una mutación que les protege del kuru, una enfermedad con síntomas parecidos al mal de las vacas locas, según un estudio científico que publica hoy el semanario The New England Journal of Medicine y del que se hacen eco los medios australianos.

Jueves 19 Noviembre 2009 | 15:39

El equipo médico dirigido por el profesor Simon Mead, de University College London, descubrió una alteración genética única entre descendientes de las personas que practicaron aquel ritual funerario, por el que los familiares ingerían los sesos del difunto, y que fue prohibido por las autoridades en la década de los cincuenta,
"Es absolutamente fascinante comprobar que los principios de Darwin han funcionado aquí. Esta comunidad ha desarrollado su propia respuesta biológica a una epidemia real y terrible. Es increíble el hecho de que esta evolución genética haya sucedido en cuestión de décadas", apuntó el científico John Collinge.
En la región del valle de Purosa, donde la epidemia de kuru fue más mortífera a principios del siglo pasado, el ocho por ciento de su población actual presenta la alteración genética.
Kuru es una dolencia extremadamente rara producto del canibalismo practicado por algunas tribus papuanas y cuyos cambios neurodegenerativos se asemejan a los del Creuzfeldt Jakob y otras afecciones similares.
El doctor Mead señaló que el hallazgo no producirá un medicamento contra la versión humana del "mal de las vacas locas", pero mejorará el conocimiento de cómo funciona y cómo podría prevenirse.
Los científicos analizaron el DNA de unas 3 mil personas, incluidos 152 que murieron de kuru, y detectaron la mutación en la proteína prión llamada G127V.

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