El comandante de la Policía ecuatoriana, Freddy Martínez, indicó a periodistas que las amenazas se han producido luego de una operación ejecutada en la frontera con Colombia y en otras jurisdicciones del país, en la que se desmanteló una presunta red de narcotráfico.

En esa operación, además de las más de ocho toneladas de clorhidrato de cocaína, la Policía descubrió un laboratorio clandestino para procesar droga y una vivienda en Quito donde se almacenaba el alcaloide, que se presume provenía del Frente 48 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

"Conozco que hay amenazas por parte de la gente que se ha sentido 'afectada'" por la operación antinarcóticos de la Policía nacional, señaló Martínez, al señalar que se han tomado las previsiones del caso para proteger a los agentes que participaron en la misión.

De su lado, el ministro de Gobierno (Interior), Gustavo Jalkh, confirmó que se han aplicado algunas acciones para proteger a los policías que participaron en la operación, y remarcó que esas tareas de prevención son habituales en la institución.

"Se están tomando las medidas de seguridad, siempre se las prevé; por lo tanto, proteger a miembros de la Policía nacional que fueron parte de operaciones que tienen ese alto nivel de peligro", subrayó Jalkh.

Un agente antinarcóticos, con su rostro cubierto, indicó en declaraciones recogidas por el canal Ecuavisa, que la institución conoce que un presunto grupo de espionaje de las FARC, conocido como "milicianos", estaría efectuando labores de investigación en la zona de frontera, donde se desarrolló parte de la operación.

El agente aseguró que los rebeldes no son personas que amenazan, sino "un grupo que actúa" e insistió en que la Policía ecuatoriana está preparada para hacer frente a cualquier acción de los irregulares armados de Colombia.