Traen buenas noticias a muchas personas que trabajan alrededor de  las mismas. Uno de ellos es Edgar Ibarra, de 26 años y convencido del poder protector de la virgen.
Él cuida vehículos fuera de la iglesia La Merced. Cuando las fiestas se acercan los ingresos mejoran. En un día normal puede recolectar hasta 10 dólares en propinas de los dueños de carros, pero cuando se aproxima la festividad llega a 20 dólares.
Agustín Alvarado viaja para vender estampitas religiosas, collares, velas y sahumerios. Llega desde Guayaquil con su esposa Rosa Miranda y se instalan en el sector Las vegas, donde también llegan los juegos mecánicos y comerciantes atraídos por la gran cantidad de personas que generan estas fiestas.
Dijo que Portoviejo es una buena plaza. El año pasado les fue muy bien con las ventas y espera en esta ocasión seguir con la buena racha. Las imágenes laminadas de la Virgen de la Merced son las más requeridas, igual su imagen en yeso de la cual mandó a solicitar más para estar preparado.
En la iglesia La Merced, las Vegas y sus alrededores la fiesta ya se vive. La actividad se inicia en la madrugada con la primera misa de aurora que se desarrolla en el frio veranero de las 5 de la mañana pero eso no importa para feligreses como Honoria Vélez, que cada madrugada baja desde Andrés de Vera para estar en esa misa y considera que  todo esfuerzo es poco para la virgen protectora.