Por un lado se tiene el de los contratos del hermano mayor, que según últimos análisis de Contraloría ya no suman 80, sino más de 160 millones de dólares. La ley fue atropellada. La ley fue acomodada. Y ahora resulta que ambas partes tienen la razón y la verdad. Por un lado se pide la terminación unilateral de los contratos. Por el otro, se amenaza con demandas por daños y perjuicios. Y en el medio de todo esto, una serie de acusaciones que van desde ubicarlo en la oposición a la consabida revolución, como respuesta a la ya casi identificación pública del llamado “círculo rosa”, estando por explicase el por qué de esta denominación. También es cierto que los incrédulos dicen que todo esto no es más que un sainete montado para quedar bien el uno y para ganar una demanda millonaria el otro. Los profesores aumentan el grado de protestas por las medidas gubernamentales contra ellos. Y a todo esto, los perjudicados son los estudiantes. La proyectada Ley de Educación es rechazada por las universidades, al sentirse lesionada la autonomía que siempre se han tenido y se prevé días conflictivos con un caos generalizado en las calles. La Ley de Aguas y la Ley Minera, son otros factores que agravan la crisis y que a nada bueno están conduciendo por el rechazo manifestado por el sector indígena, lo que suma y aumenta esa situación conflictiva que está envolviendo al país. La prensa hablada y escrita está también involucrada por las posibles reformas a la Ley de Comunicación, con la que se pretendería amarrar a los diversos medios, en perjuicio de la tan necesaria libertad de prensa. Y a todo esto se suma la posible violación constitucional, al pretenderse aprobar leyes fuera del plazo establecido en la Carta Magna, plazo que vence en un mes. Pero, parecería que en esta nueva ocasión se impondrá la mayoría, con una raya más al tigre, sobre una Constitución cambiada en su forma y en su fondo, tal como ha quedado demostrado con el video grabado en la presidencia de la República, confirmándose así lo ya denunciado anteriormente. Hasta tanto, la pobreza, el desempleo y la delincuencia siguen en aumento y lo único valedero de estos días, es el triunfo contundente de nuestra selección de futbol en Bolivia.