Se trata del primer paro que este gremio profesional efectúa durante los dos años y ocho meses de administración que lleva el presidente Rafael Correa, con el que inicialmente comulgaban y al que respaldaban. El anuncio de la UNE ha sido rechazado por el gobierno que advierte a los maestros con tomar medidas severas, recordándoles la prohibición constitucional de suspender las actividades en detrimento de los estudiantes, incluso con el uso de la fuerza por parte de la policía nacional si efectúan marchas sin el permiso respectivo; sin embargo ese pronunciamiento no ha amilanado a los organizadores de la medida de hecho. Y es en este punto donde debe intervenir el razonamiento, pues las insatisfacciones populares, totales o sectoriales, deben ser escuchadas para encontrar el punto de equilibrio que facilite el entendimiento entre las partes. Sin dejar de reconocer los excesos y las verdades que asisten a ambos sectores, lamentablemente las posiciones encontradas al parecer van más allá de un reclamo por defensa de los derechos de los maestros o del respeto a la autoridad, convirtiéndose, más bien, en una pugna entre quienes luchan por el mantenimiento de un partido político en la dirigencia de la UNE y la decisión del gobierno de separarlo. Aquello debilita las posiciones y genera la incertidumbre en la ciudadanía, que teme que estas protestas vayan a debilitar más el delicado estado social en que se encuentra el país, por lo que se espera que las acciones de protesta se lleven dentro del nivel pacífico anunciado y que las autoridades observen el máximo de respeto obrando dentro de lo que estipula la ley.