Más aún, en lo que corresponde a barrios marginales, especialmente, se incrementaron con las ocasionales lluvias últimas que volvieron a convertir en lodo la tierra que sobresale de las zanjas cavadas para la colocación de las tuberías y que se mantienen sin sellar a cada lado de las calles, causando que las llantas de los vehículos patinen o se hundan y al salir dispersen el lodo por toda la calzada. En algunas partes las empresas contratistas empezaron a rellenar las zanjas con material pétreo, pero este trabajo se ha paralizado, probablemente obedeciendo a una programación que no ha sido dada a conocer a la población, incómoda con este proceder. Es reprochable que la municipalidad no logre superar los inconvenientes que se han presentado con las compañías responsables de las obras, destacando la fiscalización como la principal deudora de las soluciones, pues a pesar de las conminaciones efectuadas ya por el concejo de Portoviejo para que las labores se aceleren, y de las muchas quejas de los habitantes afectados, las acciones siguen a paso de tortuga. Igualmente, se ratifica que hay sectores donde las calles que ya han sido reparadas presentan un estado irregular, porque la reposición de la carpeta o el relleno de los huecos resultan defectuosos y forman hundimientos con el paso frecuente de los vehículos que dispersan el material de relleno. En tales circunstancias, es urgente que las autoridades correspondientes ejerzan una presión mayor para terminar con estas irregularidades y avance de la obra, porque la ciudad de Portoviejo no debe continuar siendo maltratada.