Hasta entonces, el Barcelona, maniatado por el juego físico del Chelsea, no había chutado ni una sola vez entre los tres palos de la portería defendida por Petr Cech. Fue Iniesta, el hombre más peligroso de los azulgranas durante todo el partido quien, en el minuto 93, recogió un pase de Messi y lanzó un tremendo zapatazo que venció a Cech y resucitó a un equipo que ya estaba muerto. Barcelona, que había igualado 0-0 en la ida, clasificó por la regla de los goles anotados como visitante. En la final tendrá como rival al Manchester United. "Si hubiera sido en el minuto cinco, igual lo hubiera lanzado a la segunda grada, pero he lanzado con toda mi alma y ha entrado por el único sitio que podía. Hasta que no pita el árbitro, siempre hay que creer", declaró Iniesta. La sexta final Berna 1961, Sevilla 1986, Londres 1992, Atenas 1994, París 2006 y ahora Roma 2009. El Barcelona ha viajado a algunas de las principales ciudades europeas en busca del título más codiciado en las competiciones de clubes: el de la Copa de Europa. Hasta ahora, el conjunto azulgrana sólo ha podido alzar dos veces la “Copa de las Orejas”. Berna, Sevilla y Atenas son tres ciudades de mal recuerdo en el imaginario culé. Londres y París, como una segunda luna de miel. El 27 de mayo, el Barça tendrá la oportunidad de conquistar su tercera Copa de Europa e igualar así a su rival en la final, el Manchester United, que ya cuenta con la triple corona. De los hombres de Pep Guardiola depende que Roma, la capital italiana, siga siendo la ciudad eterna, u otro destino absolutamente olvidable para la afición barcelonista.