Terminada la campaña, algunos miles de trabajadores perderán su salario, porque ya no se realizan las actividades propias de esa etapa electoral; no hay duda de que la crisis económica en todo el país ha sido menos aguda a nivel popular, por la inversión que realizaron los candidatos y sus grupos promotores, en la serie de actividades que van desde la colocación de la propaganda, hasta el acompañar y aplaudir a los candidatos en las reuniones.
Ese es un factor adicional que agudiza la crisis que ya fue afectada por la disminución de la actividad comercial por las medidas que adoptó el gobierno frente a las importaciones, con el fin de reducir en 1.500 millones de dólares la salida de divisas; hay también una afectación por la contracción del consumo interno y, desde luego, por la disminución de la inversión extranjera que, aunque no sea de muy alto volumen, en algo ha ayudado a mantener el ritmo de crecimiento del país.
Los expertos dicen que los tres factores que causan la reducción del crecimiento son la baja de los precios del petróleo, la reducción del volumen de las remesas de los migrantes y la caída de las exportaciones. Se debería añadir el desaliento de la población que no ve claro el futuro y que es influenciada por las novelerías legislativas que aparecen todos los días.
Es que la crisis internacional ya genera un ambiente de desconfianza, sobre todo para los negocios que tienen alguna expectativa en el comercio exterior; si a eso se añade la inseguridad que se origina en los constantes cambios jurídicos a interno en el Ecuador, tenemos ya el ambiente que le resta piso a la esperanza; y todos esos factores reflejan sus efectos en el empleo, casi inmediatamente; por eso, la situación en el país, al margen de las estadísticas, es de gran dificultad para conseguir empleo. Esa percepción es causa para la contracción del consumo interno, porque la gente que tiene alguna capacidad de compra, reduce sus consumos al mínimo soportable, en previsión a lo que puede ocurrir en el futuro.
Una de las soluciones es la inversión pública, que debe ser selectiva para generar ocupación laboral; de poco sirve por eso la variada y voluminosa contratación vial que se ha realizado, porque esos millones, van a pocas manos en las grandes empresas contratistas que aseguran sus utilidades con el uso de maquinaria pesada y la reducción al mínimo posible de la fuerza laboral. Y la inversión pública tiene limitaciones, salvo que el gobierno consiguiera financiamiento externo, porque han bajado los ingresos petroleros y es previsible que el rendimiento de los impuestos baje, porque se reduce la actividad de los contribuyentes. Entonces, parece que se debe recurrir al capital privado, generando las suficientes garantías que fortalezcan su confianza, trabajo muy difícil cuando está en acción una maquinaria legislativa que proclama todos los días que elabora leyes para avanzar hacia el socialismo.
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