El caso reciente y que muestra la cruda realidad se puso de manifiestó el viernes pasado cuando uno de los matarifes de la localidad exigía que le permitan ingresar al camal un torete que supuestamente murió asfixiado cuando era transportado por su dueño en un vehículo a la feria de comercialización de ganado. Como el personal veterinario del camal se opuso al pedido, los dueños del animal procedieron a despresarlo en plena calle y en la entrada del matadero municipal. Ante la presencia de la prensa y la policía nacional, media hora después el personal municipal se vio obligado a permitir el ingreso de los restos del torete para realizarle la revisión pos morten; entonces se observó que parte de él ya no era apto para el consumo humano, por el tiempo que ya tenía muerto. Ordenanza Los empleados del camal reconocen que existe una ordenanza municipal que les ata las manos para impedir que constantemente se permita faenar y expender carne para el consumo humano de vacas y chanchos que por su estado de salud puede causar graves daños a sus consumidores. “Sospechosamente siempre son los mismos matarifes, quienes en horas de la noche aparecen con animales en mal estado, exigiendo se los deje ingresar para su faenamiento”, expresó un empleado que por seguridad pidió el anonimato. La indicada ordenanza municipal establece que “la matanza de emergencia y fuera del trabajo del camal, será autorizada estrictamente por el médico veterinario del camal y con el visto bueno del comisario municipal en coordinación con el inspector del camal".