Mediante presión, los moradores obtienen agua de un pozo que fue construido hace más de 50 años; este artefacto de hierro fundido es uno de los pocos que queda en la ciudad y eso hace que quienes habiten en el sector se sientan orgullosos. Francisco Navarrete, quien vive en el lugar contó que la bomba fue ubicada en el siglo pasado en un terreno de propiedad de Pedro Mera Cevallos, y para que toda la comunidad pudiese abastecerse sin problemas, Mera donó el predio a sus vecinos; los descendientes aún respetan lo decidido por sus antepasados. "El pozo tiene más de 18 metros y cuando en el resto de Portoviejo no hay agua nosotros si tenemos el servicio", dijo Navarrete, recordando que en la década de los 80 cuando la ciudad se quedó sin servicio, muchas personas llegaron hasta el lugar para abastecerse.