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Edison Cevallos Moreira | Telefax 05-2636345
Razonable duda

Con las insatisfacciones generalizadas, los escándalos y enfrentamientos en varias regiones del país por quienes gritan y sostienen que se quiere torcer la voluntad popular casi siempre para favorecer a los candidatos oficiales, con la demora inicialmente involuntaria aparentemente en dar resultados de parte del ahora llamado Consejo Nacional Electoral, como que la tan cacareada paliza y la muletilla de “una sola vuelta” en algunos como que ya se ve, fingida o forzada.

Domingo 03 Mayo 2009 | 21:00

Y si a esto sumamos, acogemos y nos atrevemos a interpretar la disposición expresa emanada de las huestes de gobierno de retardar deliberadamente la entrega de resultados oficiales, al más común de los mortales le aflora una razonable duda del publicitado e inicialmente festejado “categórico triunfo” obtenido por la llamada revolución ciudadana” y la mayoría aplastante que ha permitido cambios impracticables en la vida del país como que se viene reduciendo. Mas bien con las limitaciones, prohibiciones y el temor generalizado que se apoderó en quienes lideraron una oposición a la política de gobierno y corrieron con candidatos de línea contraria, a la hora de evaluar resultados de lo que se conoce a la fecha, resulta para ellos en ese escenario, un triunfo indiscutible, puro y transparente, que pone en evidencia que el tan presumido respaldo popular cada día se viene reduciendo: lo que es un claro aviso de que no se puede seguir desestimando el generalizado descontento ciudadano. Si el presidente Correa y sus huestes encaramadas en las altas esferas del poder, no sintonizan este mensaje dado en las urnas, donde aparentemente medio Ecuador dice que votó por Lucio, la gran mayoría sin compartir en nada con el ex mandatario, solo como una expresión de rechazo a tanta prepotencia, a la permanente confrontación, y a la falta de resultados en obras que se dicen contratadas y a más de dos años de gobierno Manabí sigue transitando por carreteras de tercer orden, por citar solo un caso de exagerado incumplimiento, la insatisfacción seguirá reinando y podría cada día ser más expresiva. Me llenó de asombro la reflexión que hacía un septuagenario ciudadano por demás apolítico que decía, cómo se puede llamar triunfo a un partido que se gane, si el Presidente del equipo es el dueño del estadio, con el control total de sus instalaciones, propietario de la pelota, con ingerencia total e impositiva sobre los árbitros, con entrada gratis para sus seguidores, con entrenadores extranjeros, con jugadores estimulados con sobresueldos, viáticos y bonificaciones, y se tiene que recurrir a un penal en los minutos de descuentos para ganar el encuentro con un marcador muy apretado. Que bien podría venir al caso.
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