Aquellas naciones donde la expresión espontánea y sin censura oficial deja de ser una de las mayores características de independencia ciudadana, son las que, en estado de sumisión, caminan sin ilusión alguna siguiendo una luz en el túnel de las desesperanzas que las conduce hacia ningún lado. Hoy, al conmemorarse el Día Mundial de la Libertad de prensa, los ecuatorianos, los manabitas debemos efectuar una meditación acerca de cuánto este derecho a informar y a ser informados ha servido para la sobrevivencia de las otras libertades ciudadanas en el país. Cuánto significa para los ecuatorianos poder expresar a través de los medios de comunicación sus sentimientos por las injusticias, los engaños, las frustraciones que sufren cuando las promesas de desarrollo quedan truncadas en acciones demagógicas, o por atropellos contra sus derechos por acciones abusivas, tiránicas y dictatoriales. Es que la prensa, haciendo uso de su indeleble e innata misión, existe para ser la defensa de los intereses colectivos, convirtiéndose en una permanente veedora y censora de los actos de los gobiernos y de las acciones de los gobernantes, presionando para que trabajen por el progreso que espera el pueblo. Por ello es que los ciudadanos deben estar conscientes de la importancia de la libertad de informar, pilar que sustenta a todos sus derechos; y siempre atentos y listos para defenderla porque es la flecha cuya punta horada cualquier coraza de los déspotas. Sólo con una prensa libre e independiente puede la ciudadanía conocer de los problemas e irregularidades que se suscitan en nuestro país, como por ejemplo los inconvenientes en los actuales sufragios electorales, puesto que esto no hubiera sido posible si las informaciones fueran solo oficiales.