El primero de los sucesos es el presunto enfrentamiento a bala entre miembros del GAO y tres sujetos, en la vía Manta-Rocafuerte, en el cual murieron dos civiles y un tercero quedó herido, junto con un uniformado. La versión inicial del enfrentamiento no ha sido corroborada con el informe oficial, mientras los familiares de uno de los fallecidos han puesto una denuncia por asesinato contra cinco miembros policiales, pues afirman que se los mató a sangre fría, en lo que consideran un ajusticiamiento. El otro caso es el de dos jóvenes estudiantes de medicina que fueron heridos a bala por un delincuente, frente a los policías que estaban en la unidad de policía comunitaria y que no pudieron actuar porque no tenían armas para enfrentar al agresor. Mientras se mantiene silencio sobre el primero de los incidentes, en el segundo la policía ha indicado que sus elementos están desarmados porque aún no han recibido la suficiente capacitación para el uso de las pistolas Glock que les entregó el Gobierno hace mes y medio, y ha anunciado la entrega para la próxima semana. Mientras, queda flotando en el ambiente la duda sobre la efectividad de los uniformados en determinados casos; y el riesgo que los delincuentes, al saber que tienen superioridad en armamento, pueden aprovecharse de esto para hacer de las suyas. Entonces, la institución debe intervenir y tomar decisiones para rescatar su imagen y fortalecer la confianza ciudadana en sus filas.