Ese dinero que, según se asegura, obtiene pocos intereses en el Banco Central, será utilizado, según el plan, para que genere réditos económicos que permitan financiar el próximo año el presupuesto del Estado, afectado por la caída de los precios del petróleo. El IESS se financia de las aportaciones de sus afiliados, en su mayoría trabajadores que por años han depositado su dinero para prever su futuro. Por tanto, esos fondos son, realmente, de los trabajadores. Si se los utiliza se estaría hipotecando el futuro de los afiliados, pues el IESS entregaría una buena parte de la reserva que tiene como destino los pagos de pensiones, jubilaciones, servicios médicos y otros beneficios que ofrece esa institución. La salida a la iliquidez financiera del Estado no es el uso de dinero que, aunque reposa en las arcas de entidades públicas, es fruto de las aportaciones de quienes se esfuerzan trabajando por el país y sus habitantes. La solución debe buscársela aplicando otras medidas, como la reducción del gasto público, así como la del despilfarro propagandístico del régimen, lo que puede resultar más efectivo, aunque vaya en contra de la forma de ver del Estado, del régimen actual y de su proyecto político. Si no se disminuye el gasto público para no afectar a la imagen del Estado que el gobierno presenta como protagonista de la economía, se puede debatir y llegar a consensos. Pero si la aplicación no se da para no contrariar los planes políticos del mandatario, ahí estaríamos frente a una actitud condenable, porque sda prioridad al interés político electoral por sobre la necesidad que tiene un país de enfrentar una crisis que, si no es tratada a tiempo, puede acarrear consecuencias mayores.